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Cómo transformarse en organizaciones líquidas

Fecha: Lunes 00 de Noviembre de 0000

Una organización líquida es una empresa con la capacidad de adaptarse a entornos en constante cambio, tomar decisiones con agilidad y promover el trabajo colaborativo

Agilidad, flexibilidad y adaptabilidad son los rasgos más característicos de las organizaciones líquidas o, lo que es lo mismo, empresas con una estructura horizontal, equipos multidisciplinares y dinámicas de trabajo cooperativas. Las organizaciones líquidas son el mejor ejemplo de entidades que rompen con jerarquías rígidas. Saben adaptarse a entornos cambiantes, tomar decisiones rápidas y potenciar la productividad.

¿Qué es una organización líquida?
Una organización líquida es una empresa con la capacidad de adaptarse a entornos en constante cambio, tomar decisiones con agilidad y promover el trabajo colaborativo. Se trata de un concepto asociado a la modernidad líquida, acuñado en 1999 por el sociólogo Zygmunt Bauman, con el definió un tipo de entidad que pone el foco en la fluidez.

A partir de una estructura horizontal, las organizaciones flexibles impulsan a los empleados a alcanzar objetivos del proyecto, más allá de ceñirse a funciones delimitadas. Las personas son el centro y no solo son valoradas por el cargo que desempeñan; son reconocidas por las competencias y habilidades que poseen para superar los desafíos impuestos por un mercado fluctuante.

Este tipo de organizaciones son partidarias de la cultura agile, que ha agilizado los procesos de miles de empresas desde su aparición en el siglo XX. Las metodologías ágiles han revolucionado el desarrollo de productos y servicios gracias a la agilidad, la flexibilidad y la adaptabilidad a contextos cambiantes.

Cómo transformarse en organizaciones líquidas: 5 características clave
Un buen ejemplo de empresa líquida es aquella que sabe prevenir y gestionar nuevas realidades como métodos de trabajo innovadores, sacar partido a la diversidad, apostar por la transparencia y fomentar el aprendizaje continuo.

Las organizaciones líquidas se apoyan en estructuras que rompen con la rigidez para promover dinámicas más flexibles y colaborativas.

Para materializar esta transformación, hay una serie de requisitos que las organizaciones líquidas deben cumplir en su gestión de personas si quieren transformarse en empresas flexibles, ágiles y con una firme apuesta por el trabajo colaborativo:

Estructura horizontal
Las organizaciones líquidas se apoyan en estructuras que rompen con la rigidez para promover dinámicas más flexibles y colaborativas. De esta forma, se simplifica el establecimiento de niveles jerárquicos y se abren los roles y responsabilidades en función de competencias y habilidades para superar retos.

Flexibilidad ágil
Esto se traduce en una adaptación rápida de las estructuras organizativas, los procesos operativos, y los puestos de trabajo al contexto de mercado, a la evolución de la estrategia y a la innovación requerida.

Cooperación interna y externa
La cooperación efectiva y generosa entre profesionales con perfiles diversos, sin barreras organizativas por cuestiones jerárquicas, culturales, de género, etc., es un requisito clave para ser una organización líquida.

Diversidad de contribución
La transformación de una organización líquida viene dada por la diversidad de talento que contribuye al proyecto común en contextos de cambio. En este sentido, los gerentes se perciben como una fuente de inspiración, más que de mando, y todas las personas, independientemente de su rango y condición, añaden valor a la organización.

Responsabilidad y equidad
A pesar de la flexibilidad que caracteriza a las organizaciones líquidas, las responsabilidades esenciales de cada persona no se disuelven, sino que se refuerzan al reconocer sus capacidades y formas de contribuir a la misión de la organización. Por tanto, igualmente se mantiene de base una asignación clara de responsabilidades y roles que son fundamentales para llevar a cabo la estrategia.

Beneficios de las organizaciones o empresas líquidas

A diferencia de lo que sucede en las organizaciones tradicionales con estructuras jerárquicas y piramidales, las organizaciones líquidas van de la mano a la flexibilidad y cogen impulso con métodos ágiles y cooperativos, liderados por el conjunto de personas de diferentes disciplinas que integran una empresa líquida. En resumen, podríamos destacar ventajas como:

Ofrecen una respuesta ágil e inmediata sobre estrategias y resultados en torno a un proyecto.
Promueven la creatividad y el desarrollo de habilidades de liderazgo, a la vez que fomentan la innovación.
Se basan en la experimentación para aportar valor sobre la toma de decisiones.
Tienen una estructura flexible a nivel interno y externo, dando también una mayor cobertura a las necesidades de los clientes.
Optimizan el ahorro de costes y maximizan la productividad de los equipos.
Fomentan la cultura colaborativa, así como el trabajo diverso y equitativo, evitando los sesgos organizativos.
Estimulan el desarrollo profesional con políticas de aprendizaje, contribuyendo a que los perfiles profesionales sean más transversales.
Gracias a todas estas ventajas, en las organizaciones líquidas se construyen equipos de trabajo empoderados donde los líderes se transforman de “capataces” a narradores del propósito común para la entidad empresarial.

En definitiva, las organizaciones o empresas líquidas son aquellas que tienen el don de seguirle el ritmo a la volatilidad, apoyándose en la flexibilidad, la agilidad y la contribución de talento potencial. Un tipo de organización adaptada a la era frenética moderna, que sabe y sabrá responder a los desafíos del mercado en cada momento.

 

Fuente: https://www.apd.es/organizaciones